Ahora que nos encontramos inmersos en el estudio de la
imagen, y tras ver en clase un anuncio del periódico inglés The Guardian, en el que a través de tres
planos diferentes, y según desde donde se ubique la cámara, el espectador
percibe una historia diferente a la que realmente está sucediendo, recordé el
experimento, o mejor dicho, el “Efecto Kuleshov”, llevado a cabo por el
cineasta Lev Kuleshov en 1922.
Animo a todas aquellas personas que estén leyendo la
entrada, a ser partícipes de la experiencia, y valorar si el efecto realmente
funciona y sobre todo, poder valorar la importancia que tienen los planos y las
secuencias para generar sensaciones en el telespectador.
Es muy simple. Únicamente debes ver el video que aparece a
continuación. Se trata de un montaje cinematográfico en el que aparecen 3
situaciones diferentes y después de cada una de ellas, un hombre. (se repiten las escenas dos veces).
A
continuación te pido que pienses que sentimiento ha transmitido dicho hombre
tras cada una de esas imágenes.
Si estás ya en esta línea, supongo que has visto el video. Si no lo has hecho, antes de seguir leyendo míralo, ya que si no, pierde gracia el experimento.
Para ver si el efecto Kuleshov ha funcionado, lo normal es que tras la secuencia de
la sopa, el rostro del hombre te haya
transmitido hambre, tras la del ataúd, tristeza y en el caso de la mujer, deseo.
Lo curioso del experimento estriba en que en realidad la cara del actor
es siempre la misma. Se ha repetido el mismo fotograma, el de un rostro en
realidad totalmente inexpresivo, pero que al colocarse después de otra imagen o
englobarse dentro de una secuencia, acaba por formar una unión semántica entre
ambas, generando un significado que en realidad no existe y que el espectador
reinterpreta en su mente, un significado que conecta y adquiere un sentido de forma inconsciente.
Pido un poco de gratitud hacia Lev Kuleshov y lo que hoy en día pudiéramos considerar como un experimento un tanto trasnochado. Cuando lo llevó a cabo hace casi 100 años, la gran mayoría de la gente coincidió en sus respuestas, habiendo encontrado diferentes actitudes en el rostro del hombre.
Queda claro que hoy en día y con el avance tan espectacular que vivimos en la industria del cine, con la creación de escenarios digitales dónde ya nada es real y no hace falta más que un croma, lo visto anteriormente nos pueda resultar ridículo, pero no debemos olvidar que en sus inicios, el cine trabajaba con la cámara fija y por tanto la falta de secuencias se suplía con la entrada y salida continua de actores y cambios de escenarios sobre la marcha, lo que hacía que fuera necesario contarlo absolutamente todo. Hoy en día sin embargo unos planos siguen a otros en un ritmo trepidante que dota al cine de un gran dinamismo capaz de transmitir al espectador un maremágnum de ideas, sentimientos y sensaciones. ¿Sería el cine lo que es hoy en día si no hubiera cámaras móviles, diferentes enfoques y encuadres... diferentes secuencias? A mi me parece claro, que la respuesta es no.
¿Tú que opinas?
A mí el efecto Kuleshov me parece una de las mejores ejemplificaciones que demuestran lo manipulador que es el montaje y la cantidad de aplicaciones que tiene. Una misma escena rodada, dependiendo de un montaje u otro, puede tener diferentes análisis.
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