lunes, 15 de abril de 2013

El Efecto Kuleshov


Ahora que nos encontramos inmersos en el estudio de la imagen, y tras ver en clase un anuncio del periódico inglés The Guardian, en el que a través de tres planos diferentes, y según desde donde se ubique la cámara, el espectador percibe una historia diferente a la que realmente está sucediendo, recordé el experimento, o mejor dicho, el “Efecto Kuleshov”, llevado a cabo por el cineasta Lev Kuleshov en 1922.
Animo a todas aquellas personas que estén leyendo la entrada, a ser partícipes de la experiencia, y valorar si el efecto realmente funciona y sobre todo, poder valorar la importancia que tienen los planos y las secuencias para generar sensaciones en el telespectador.
Es muy simple. Únicamente debes ver el video que aparece a continuación. Se trata de un montaje cinematográfico en el que aparecen 3 situaciones diferentes y después de cada una de ellas, un hombre. (se repiten las escenas dos veces).
A continuación te pido que pienses que sentimiento ha transmitido dicho hombre tras cada una de esas imágenes.

Si estás ya en esta línea, supongo que has visto el video. Si no lo has hecho, antes de seguir leyendo míralo, ya que si no, pierde gracia el experimento. Para ver si el efecto Kuleshov ha funcionado, lo normal es que tras la secuencia de la sopa,  el rostro del hombre te haya transmitido hambre, tras la del ataúd, tristeza y en el caso de la mujer, deseo.
Lo curioso del experimento estriba en que en realidad la cara del actor es siempre la misma. Se ha repetido el mismo fotograma, el de un rostro en realidad totalmente inexpresivo, pero que al colocarse después de otra imagen o englobarse dentro de una secuencia, acaba por formar una unión semántica entre ambas, generando un significado que en realidad no existe y que el espectador reinterpreta en su mente, un significado que conecta y adquiere un sentido de forma inconsciente.
Pido un poco de gratitud hacia Lev Kuleshov y lo que hoy en día pudiéramos considerar como un experimento un tanto trasnochado. Cuando lo llevó a cabo hace casi 100 años, la gran mayoría de la gente coincidió en sus respuestas, habiendo encontrado diferentes actitudes en el rostro del hombre.
Queda claro que hoy en día y con el avance tan espectacular que vivimos en la industria del cine, con la creación de escenarios digitales dónde ya nada es real y no hace falta más que un croma, lo visto anteriormente nos pueda resultar ridículo, pero no debemos olvidar que en sus inicios, el cine trabajaba con la cámara fija y por tanto la falta de secuencias se suplía con la entrada y salida continua de actores y cambios de escenarios sobre la marcha, lo que hacía que fuera necesario contarlo absolutamente todo. Hoy en día sin embargo unos planos siguen a otros en un ritmo trepidante que dota al cine de un gran dinamismo capaz de transmitir al espectador un maremágnum de ideas, sentimientos y sensaciones. ¿Sería el cine lo que es hoy en día si no hubiera cámaras móviles, diferentes enfoques y encuadres... diferentes secuencias? A mi me parece claro, que la respuesta es no.
¿Tú que opinas?
 

lunes, 18 de marzo de 2013

Laura18 de marzo de 2013 09:12
Publicado en el blog unestudiantedelauva.blogspot.com.es

El eterno dilema entre lo cultural y lo casposo. Juan Carlos, considero que has hecho una reflexión bastante acertada, sólo creo que te faltaría incluir ese factor tan importante que es "el hacer que te olvides de tus preocupaciones, o de tus miserias". Nos hipnotizan con realitis continuamente y es que la gente así no piensa, o al menos durante ese rato, no lo hace. Es un opio para el pueblo, un pueblo que considero está cansado de todo y sólo quiere evadirse.
Y fijaros que hasta dudo que viendo este tipo de programas "Jersey Shore" "Gandía Shore" "Geordi Shore" y un etc. infinito de "Shores" te sientas más listo que ellos o menos "cutre". ¿no creéis que en el fondo generan un poco de envidia porque bien o mal, hacen totalmente lo que quieren sin ningún tipo de preocupación? Yo no diría un no rotundo.

sábado, 16 de marzo de 2013

Esa palabra tan rara



Educomunicar, vaya palabra. Hace cinco meses no la había oído en mi vida, y sin embargo ha ido tomando forma hasta convertirse en un concepto útil y con mucho significado, que revela mucho más de primeras parece ser.
Como estudiantes y teniendo en cuenta que desarrollaremos esta actividad como mínimo hasta los 16 años, ¿Qué es lo que buscamos en la educación, o qué nos gustaría recibir de ella? ¿Nos conformamos únicamente con ser receptores de los conocimientos de un profesor que da su clase y sale de ella satisfecho porque ha conseguido explicar todo lo que tenía programado, o bien desearíamos apartarnos un poco de esa línea que va del emisor (docente) a receptor (alumno) y tratar de intercambiar conocimientos y experiencias e incluso poder trabajar y cultivar otros campos más personales que nos permitan adquirir capacidades del tipo emocional, por ejemplo, que nos ayudarán en nuestro desarrollo personal?
“Childens full of life” es una buena muestra de lo que quiero decir. En este colegio japonés, muy alejado de ese estereotipo que tenemos de un país que es rígido con sus estudiantes, con sus gentes, percibiéndose como  una cultura un tanto fría, un profesor se implica con sus alumnos y trata de formarles en todos los campos de la vida, no sólo en los académicos, sino también en los humanos, animándoles a ser felices, a compartir sus sentimientos y pensamientos; a ayudarles a ser más empáticos, cosa que dentro de un mundo globalizado que se ha vuelto excesivamente egoísta e individualista, se presenta como una luz en medio de un océano oscuro.
Que un profesor se dedique a dar beso y abrazos a los alumnos es cierto que se percibe como algo raro, pero quizá debamos verlo como un acercamiento que consiga que los alumnos también sean más receptivos a las enseñanzas del maestro, el cual se muestra como una persona, no sólo como un mero profesor.
Durante mis años académicos, por desgracia, cuento con los dedos de las manos los profesores que han conseguido generar un interés en mí, más allá de si su materia me gustaba o no. Valoro positivamente aquellos que mientras dan su lección, son capaces de ofrecer una opinión personal y hacerte partícipe de ella, generando el nacimiento de una idea en nosotros que puede o no coincidir con la suya, pero que de igual forma tiene como resultado un pensamiento.
En tantos años ¿cuántas clases soporíferas hemos tenido? ¿Cuántas veces hemos dicho “no me he enterado de nada” y sin embargo nos hemos quedado tan panchos? Yo reconozco que en mi caso, han sido demasiadas. No se si habrá sido algo malo o bueno, pues en cualquier caso académicamente no me ha ido mal, pero sí debo reconocer que cuando sobre una enseñaza, en mi ha surgido una idea o esa misma me ha hecho razonar y llegar a una conclusión de la que de otra forma no me habría dado ni cuenta, un pensamiento crítico que ni siquiera me había dado cuenta que estaba ahí, creo que en esos momentos de alguna forma me estaban educomunicando, pero claro, yo aún no conocía esa palabra.

jueves, 14 de marzo de 2013

Comentario publicado en el blog de Jorge López (http://segoviamerecelapena.blogspot.com.es/)

Comentario publicado en el blog de Jorge López (http://segoviamerecelapena.blogspot.com.es/)


  1. La canción más conocida de Pink Floyd y que además se erige como uno de los símbolos protesta más importantes de las últimas décadas. En Sudáfrica por ejemplo, durante el apartheid, los alumnos negros la usaron como himno, así que mis felicitaciones Jorge porque creo que has elegido un eje perfecto para esta entrada.
    Durante años y si lo pensamos bien hasta hace poco, en la educación se ha valorado más la disciplina qué el enseñar y transmitir conocimientos a los alumnos. La educación se ha presentado como un sinónimo de alineación y si dudamos, no tenemos más que por ejemplo ver películas basadas en las escuelas de los años de dictadura española o en esos estrictos internados ingleses en los que los niños repiten y repiten hasta la saciedad las mismas palabras, los mismos axiomas, siempre igual, siempre programados.
    Aunque nos asuste reconocerlo, la máxima de “la letra, con sangre entra”, estaba en la cabeza de la gran mayoría de docentes, y aunque no puedo afirmarlo con rotundidad, parece que disfrutaban aterrorizando a los alumnos con preguntas que si no se sabían, ocasionarían un buen reglazo en la punta de los dedos.
    Cuando mis padres nos hablan de cuando eran pequeños y de su paso por el colegio, siempre han contado ese tipo de historias: de capones en la cabeza, calambres en los brazos sujetando libros y hasta de gorros con orejas de burro; y cuando les he preguntado si algún profesor era de otra forma, por la expresión de su cara, quedaba claro que no.
    Puede que antes los profesores fueran “ese ladrillo en el muro”, pero eso ahora está cambiando. Las contribuciones de profesionales como Howard Gardner o Ken Robinson, son muestra de que la educación avanza y traza un recorrido mucho más amplio que el de la mera disciplina. No sólo se enseña y se educa, sino que se potencia la creación de individuos con ideas y aptitudes propias, que se entiende conforme pasen los años, les ayudarán a desarrollarse como personas libres, fuera de esa larga fila de rostros idénticos, que metafóricamente y como se puede ver en el video que has puesto, acaban siendo mera carne picada.
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El movimiento se demuestra andando


Qué difícil se me está haciendo esta actividad. El cuatrimestre no podía ser más denso y si hablamos de trabajos, sé que todos somos de la opinión de que nos sobran unos cuantos ¿verdad? Y yo llevo unos meses sin tiempo... Y nunca me he enfrentado a un blog… Doble problema.

En mi cabeza hay muchas ideas, pero cuando me pongo delante del ordenador, parecen que todas se diluyen… En fin, respirar dos veces y dejar que todo fluya “be water, my friend”

domingo, 24 de febrero de 2013

Valladolid-Segovia, dos veces al día, 5 días a la semana, a una velocidad máxima de 249 kilómetros la hora...